domingo, 16 de junio de 2013

Importancia de la Educación Emocional




Cabeza y corazón, pensamiento y sentimiento.


Es un circuito que explica por qué la emoción es tan importante para el pensamiento eficaz, tanto en la toma de decisiones acertadas como en el simple hecho de permitirnos pensar con claridad.

Las emociones están presentes en nuestras vidas  desde que nacemos y juegan un papel relevante en la construcción de nuestra personalidad e interacción social. Las emociones intervienen en todos los procesos evolutivos: en el desarrollo de la comunicación, en el conocimiento social, en el procesamiento de la información, en el apego, en el desarrollo moral, etc.
Goleman (2013, 49)  afirma: “En cierto sentido, tenemos dos cerebros, dos mentes y dos clases diferentes de inteligencia: la racional y la emocional. Nuestro desempeño en la vida está determinado por ambas; lo que importa no es sólo el cociente intelectual sino también la inteligencia emocional. En efecto, el intelecto no puede operar de manera óptima sin la inteligencia emocional.”

Gardner plantea que hay diversas maneras de ser inteligente, ya que para él la inteligencia es una facultad singular que se utiliza siempre que es necesario resolver un problema; desde este punto de vista es una habilidad general que se encuentra, en diferente grado, en todos los individuos, y por eso mismo se puede tener inteligencia musical, inteligencia lingüística, inteligencia lógico matemática , inteligencia naturalista, inteligencia cinético/corporal inteligencia personal e intrapersonal.

Vivimos las emociones en cualquier espacio y tiempo, con la familia, con los amigos, con nuestro entorno, con nuestros iguales, con nuestra escuela, con nuestros educadores. Por lo que la escuela es un ámbito más de conocimiento y de experiencias en el que se desarrollan las emociones. Emociones que vivimos y compartimos en mayor o menor intensidad y peculiaridad.  El tratamiento de las emociones constituye más una forma de vida que una moda que se integra en el desarrollo personal.

 “La escuela ha de ser la primera institución en afrontar el reto que conlleva a la comprensión de la autorrealización de cada niño, adolescente o joven, que abarca desde la protección de sus sentimientos, emociones, autoestima, hasta la ampliación de sus oportunidades de elegir, requiere un reconocimiento de su singularidad, de su identidad colectiva y de su personalidad individual, de su particularidad cultural como elemento constitutivo y su derecho a integrarse en la sociedad global con independencia de su origen, cultura y/o creencias, que es algo a lo que no se debe renunciar”
(Fernández, 2008 mencionado por Ana M. Peña y Ma. Carmen Canga).

Sin lugar a dudas, las emociones de estudiantes y profesores están presentes en el aula, de manera que las mutuas interrelaciones emocionales pueden generar crecimiento en ambas partes, o también desgaste y sufrimiento en alguna de ellas, o en ambas. Por ello es fundamental conocer cómo se procesan las emociones, cómo evolucionan, cómo se expresan, cómo se controlan, cómo se desarrollan las emociones positivas, cómo se previenen los efectos perniciosos de las negativas, cómo se promueve la automotivación, qué papel juegan las emociones en el aprendizaje y en el mundo de las relaciones interpersonales, cómo aprender a fluir, cómo adoptar una actitud positiva ante la existencia.

Es importante que los profesores se interesen por el alumno como persona global y no sólo por lo que aprenda o deje de aprender en el aula. Es necesario que confíen en los estudiantes, que nos les juzguen arbitrariamente, y que vivan actitudes constructivas que favorezcan su aprendizaje y sus procesos de crecimiento y desarrollo personal y social. Por todo ello, la educación emocional es también fundamental para el profesorado, debiendo estar presente en sus procesos de formación inicial y permanente.

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