domingo, 16 de junio de 2013

¿Qué es la Inteligencia Emocional?



            En 1990, dos psicólogos norteamericanos, el Dr. Peter Salovey y el Dr. John Mayer, acuñaron el término cuya fama futura era difícil de imaginar. Ese término era "INTELIGENCIA EMOCIONAL"entendida como "un tipo de inteligencia social que incluye la habilidad de supervisar y entender las emociones propias y las de los demás, discriminar entre ellas, y usar la información para guiar el pensamiento y las acciones de uno" (Mayer y Salovey, 1993: 433). Según ellos este concepto es la fusión de los conceptos de inteligencia Intrapersonal e interpersonal que proponía Gardner, dándole además un enfoque algo menos cognitivo. Se lo empleó para describir las cualidades emocionales que parecen tener importancia para el éxito.
Estas pueden incluir: • La empatía,  • La expresión y comprensión de los sentimientos,        • El control de nuestro genio, • La independencia,  • La capacidad de adaptación, 
• La simpatía, • La capacidad de resolver los problemas en forma interpersonal,
 • La persistencia,  • La cordialidad, • La amabilidad, • El respeto.

Rafael Bisquerra (2000) menciona: “Según la versión original de Salovey y Mayer (1990), la inteligencia emocional consiste en la habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones. Según Mayer y Salovey (1997: 10), “la inteligencia emocional incluye la habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar emoción; la habilidad de acceder y/o generar sentimientos cuando facilitan pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el conocimiento emocional; y la habilidad para regular las emociones para promover crecimiento emocional e intelectual”.

 La inteligencia emocional se refiere a un “pensador con un corazón” que percibe, comprende y maneja relaciones sociales.  En aportaciones posteriores, Mayer, Salovey y Caruso (2000) conciben la inteligencia emocional como un modelo de cuatro ramas interrelacionadas: 1) Percepción emocional: las emociones son percibidas y expresadas. 2) Integración emocional: Las emociones sentidas entran en el sistema cognitivo como señales que influencian la cognición (integración emoción cognición). 
3) Comprensión emocional: Señales emocionales en relaciones interpersonales son comprendidas, lo cual tiene implicaciones para la misma relación; se consideran las implicaciones de las emociones, desde el sentimiento a su significado; esto significa comprender y razonar sobre las emociones. 4) Regulación emocional: Los pensamientos promueven el crecimiento emocional, intelectual y personal.

 Pocas personas de los ambientes culturales, académicos o empresariales ignoran el término “Inteligencia Emocional” o su significado. Y esto se debe, fundamentalmente, al trabajo de Daniel Goleman, investigador y periodista del New York Times, quien llevó el tema al centro de la atención en todo el mundo, a través de su obra ‘La Inteligencia Emocional’ (1995). Para Goleman es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás, él afirma “la inteligencia emocional es el talento básico para vivir feliz y triunfar”.


El punto de vista de Goleman (1995) probablemente sea el que se haya difundido más. Recogiendo las aportaciones de Salovey y Mayer (1990), considera que la inteligencia emocional es: 1) Conocer las propias emociones: El principio de Sócrates «conócete a ti mismo» nos habla de esta pieza clave de la inteligencia emocional: tener conciencia de las propias emociones; reconocer un sentimiento en el momento en que ocurre. Una incapacidad en este sentido nos deja a merced de las emociones incontroladas. 2) Manejar las emociones: La habilidad para manejar los propios sentimientos a fin de que se expresen de forma apropiada se fundamenta en la toma de conciencia de las propias emociones. La habilidad para suavizar expresiones de ira, furia o irritabilidad es fundamental en las relaciones interpersonales. 3) Motivarse a sí mismo: Una emoción tiende a impulsar una acción. 
Por eso las emociones y la motivación están íntimamente interrelacionados. Encaminar las emociones, y la motivación consecuente, hacia el logro de objetivos es esencial para prestar atención, automotivarse, manejarse y realizar actividades creativas. El autocontrol emocional conlleva a demorar gratificaciones y dominar la impulsividad, lo cual suele estar presente en el logro de muchos objetivos. Las personas que poseen estas habilidades tienden a ser más productivas y efectivas en las actividades que emprenden. 4) Reconocer las emociones de los demás: El don de gentes fundamental es la empatía, la cual se basa en el conocimiento de las propias emociones.

Importancia de la Educación Emocional




Cabeza y corazón, pensamiento y sentimiento.


Es un circuito que explica por qué la emoción es tan importante para el pensamiento eficaz, tanto en la toma de decisiones acertadas como en el simple hecho de permitirnos pensar con claridad.

Las emociones están presentes en nuestras vidas  desde que nacemos y juegan un papel relevante en la construcción de nuestra personalidad e interacción social. Las emociones intervienen en todos los procesos evolutivos: en el desarrollo de la comunicación, en el conocimiento social, en el procesamiento de la información, en el apego, en el desarrollo moral, etc.
Goleman (2013, 49)  afirma: “En cierto sentido, tenemos dos cerebros, dos mentes y dos clases diferentes de inteligencia: la racional y la emocional. Nuestro desempeño en la vida está determinado por ambas; lo que importa no es sólo el cociente intelectual sino también la inteligencia emocional. En efecto, el intelecto no puede operar de manera óptima sin la inteligencia emocional.”

Gardner plantea que hay diversas maneras de ser inteligente, ya que para él la inteligencia es una facultad singular que se utiliza siempre que es necesario resolver un problema; desde este punto de vista es una habilidad general que se encuentra, en diferente grado, en todos los individuos, y por eso mismo se puede tener inteligencia musical, inteligencia lingüística, inteligencia lógico matemática , inteligencia naturalista, inteligencia cinético/corporal inteligencia personal e intrapersonal.

Vivimos las emociones en cualquier espacio y tiempo, con la familia, con los amigos, con nuestro entorno, con nuestros iguales, con nuestra escuela, con nuestros educadores. Por lo que la escuela es un ámbito más de conocimiento y de experiencias en el que se desarrollan las emociones. Emociones que vivimos y compartimos en mayor o menor intensidad y peculiaridad.  El tratamiento de las emociones constituye más una forma de vida que una moda que se integra en el desarrollo personal.

 “La escuela ha de ser la primera institución en afrontar el reto que conlleva a la comprensión de la autorrealización de cada niño, adolescente o joven, que abarca desde la protección de sus sentimientos, emociones, autoestima, hasta la ampliación de sus oportunidades de elegir, requiere un reconocimiento de su singularidad, de su identidad colectiva y de su personalidad individual, de su particularidad cultural como elemento constitutivo y su derecho a integrarse en la sociedad global con independencia de su origen, cultura y/o creencias, que es algo a lo que no se debe renunciar”
(Fernández, 2008 mencionado por Ana M. Peña y Ma. Carmen Canga).

Sin lugar a dudas, las emociones de estudiantes y profesores están presentes en el aula, de manera que las mutuas interrelaciones emocionales pueden generar crecimiento en ambas partes, o también desgaste y sufrimiento en alguna de ellas, o en ambas. Por ello es fundamental conocer cómo se procesan las emociones, cómo evolucionan, cómo se expresan, cómo se controlan, cómo se desarrollan las emociones positivas, cómo se previenen los efectos perniciosos de las negativas, cómo se promueve la automotivación, qué papel juegan las emociones en el aprendizaje y en el mundo de las relaciones interpersonales, cómo aprender a fluir, cómo adoptar una actitud positiva ante la existencia.

Es importante que los profesores se interesen por el alumno como persona global y no sólo por lo que aprenda o deje de aprender en el aula. Es necesario que confíen en los estudiantes, que nos les juzguen arbitrariamente, y que vivan actitudes constructivas que favorezcan su aprendizaje y sus procesos de crecimiento y desarrollo personal y social. Por todo ello, la educación emocional es también fundamental para el profesorado, debiendo estar presente en sus procesos de formación inicial y permanente.

jueves, 13 de junio de 2013

Ayudar al niño a entender y manejar sus emociones

    
                                       

Las emociones ocupan gran parte de nuestra vida y son la causa más importante de felicidad o infelicidad.
   Como padres podemos y debemos educar las emociones.         Todos pensamos que un niño debe aprender a andar en bicicleta, comer con cubiertos y aprender a escribir, y que los padres debemos ayudarles en esos aprendizajes. Pero tan importante como esas habilidades esta la capacidad de autocontrolar la ira, reflexionar antes de actuar, saber si estamos tristes y por qué.
  Entender y controlar las emociones es parte muy importante de la inteligencia emocional. Y  hoy sabemos que los niños que controlan sus emociones son más felices y se adaptan mejor a la escuela.

¿Qué podemos hacer como padres para educar las emociones de nuestros hijos? Estas orientaciones van dirigidas a ello:

-Fijarse en las emociones de los niños, pensar qué estarán sintiendo, “ponernos en su pellejo” (cosas insignificantes para nosotros pueden ser terribles para ellos), ser conscientes de sus sentimientos, no solo de los negativos, también cuándo se sienten felices, orgullosos, etc.

-Identificar y ser conscientes de nuestras propias emociones y del modo como las enfrentamos, nos ayudará a entender mejor las emociones de nuestros hijos.

-Los adultos son modelos para los niños aunque no lo quieran. El niño aprenderá de sus padres a enfrentar sus emociones a partir de la observación. Si enfrentamos nuestras propias emociones adecuadamente, estaremos dando un buen ejemplo.

-Fijarnos en cómo juega el niño, qué dice a sus muñecos/as, etc., nos puede indicar lo que está sintiendo, lo que le preocupa, de qué se siente contento, etc.

-También las pesadillas ofrecen una oportunidad de observar sus preocupaciones, miedos, etc. Hay que calmar al niño después de una pesadilla y hacerle ver que lo que ha ocurrido no es real, pero a la vez podemos aprender más de nuestro hijo.

-Enseñarle a expresar sus emociones a través de las palabras, enseñándole los términos adecuados a sus sentimientos (“temeroso”, “contento”, “preocupado”, “relajado”, “envidioso”, etc.)

-Ante las emociones de los niños la mejor respuesta es darnos cuenta e intentar entenderlas. Negarlas (quitarle importancia) o evitarlas (distraer al niño o compensarle para que deje de sentirlas) suele ser contraproducente.

-Ver las emociones como una oportunidad de entrar en contacto afectivo con los niños, de entenderlos y luego poder enseñarles, en vez de ver la emoción como un conflicto o un problema.

-Dar respuestas a las emociones antes de que se salgan fuera de control. Hablar de las emociones antes de que estallen puede enseñar al niño a enfrentar momentos de crisis, como podría ser el caso de las rabietas.

-Animar a los niños a hablar de sus emociones, qué sienten y cómo se encuentran. Hay que ayudarles a expresar sus emociones a través de las palabras.

-Mostrarnos pacientes y cariñosos ante sus emociones, escuchándoles e intentando entenderles es el primer paso para intentar ayudarles y educarles.

-Cuando escuchamos atentamente la expresión emocional de un niño le estamos enviando el mensaje de que sus emociones nos importan.

-Además de las palabras debemos fijarnos en otras señales como el lenguaje no verbal o lenguaje corporal, el tono de voz, etc.

-A la hora de afrontar situaciones que crean malestar y emociones negativas hay que ayudarles a pensar en soluciones y a que sean ellos los que expresen sus propias ideas y soluciones.

-Es bueno enseñar a los niños a nombrar sus emociones. Por ejemplo, si un niño está llorando se le puede decir “Estás triste, ¿verdad?”, o si está enrabietado el comentar: “Ya veo que estás muy enfadado”, le ayudará a entender mejor sus emociones, al tiempo que se da cuenta que entendemos lo que le pasa.

-También es importante el enseñar a identificar las diferentes emociones. Para ello se puede jugar con marionetas, con muñecos, o simplemente pintándose los dedos con diferentes caras (triste, enfadado, alegre…) y haciendo que esos “personajes” hablen y cuenten sus sentimientos.

-Hay que hacerle ver al niño la diferencia entre los sentimientos y el comportamiento. Un niño que siente celos de su hermano pequeño intenta superar su frustración pegándole. Podemos aceptar el sentimiento del niño y a la vez no aceptar su manera de comportarse.

-En esos momentos, ayudaremos al niño si ponemos un nombre a ese sentimiento y hacemos entender al niño sus emociones, pero también le decimos que no es adecuado su comportamiento y que no lo vamos a tolerar, y por último le ayudamos a buscar una solución más adecuada al problema o conflicto con el que se encuentra.

A modo de ejemplo, le podríamos decir:

 “Tu hermano te ha insultado y por eso te has enfadado. A mí me pasaría lo mismo si me insultaran. Pero no creo que hayas solucionado nada habiéndole pegado. ¿cómo podrías actuar en otra situación parecida?”

El mensaje que le transmitimos de esta manera sería:

-Me importa cómo te sientes
-Sé como te sientes (empatía)
-Tu puedes buscar una manera mejor de comportarte.

 

Juegos para estimular la educación emocional

                                 

La emoción es inherente a los seres humanos y es natural a medida que los niños crecen y se desarrollan. Eso no significa que no hay necesidad de enseñar el comportamiento emocional apropiado a lo largo del camino, sobre todo para aquellos niños que pueden tener problemas para expresarse a nivel emocional. Esta dificultad para expresar emociones en algunos niños puede deberse a un problema médico o simplemente a una falta de comprensión. Una forma de abordar la expresión emocional es mediante juegos y actividades diseñadas para permitir que los niños se diviertan mientras aprenden la interacción emocional apropiada.




Excelente juego para trabajar emociones:   http://www.elbosqueencantado.aecc.es/  



Emparejamiento emocional

Corta una serie de rostros con distintas expresiones de emoción. Tristeza, alegría, miedo, ira, asco y sorpresa son ejemplos de las diferentes emociones a representar. Dispón las emociones sobre la mesa. Escribe varias situaciones en una tarjeta y ponlas en un frasco. Agita bien el frasco y haz que los niños saquen una tarjeta. Lee la situación y haz que tu niño escoja la fotografía que muestra que la emoción.     



                                                                                                           
Haciendo caras                                                                                                          
Siéntate con su hijo en la mesa de la cocina con una pila de tarjetas. Cada una debe tener una emoción escrita en ella. Tú y el niño deben turnarse para sacar tarjetas y hacer una cara adecuada a la emoción escrita. Anima a tu hijo para representar a la emoción de manera diferente cada vez que la saca para demostrar las diferentes expresiones faciales que podrían relacionarse con una sola emoción. Para hacer el juego divertido, añade un comodín marcada como "ridícula" que permite a la persona que eligió la tarjeta para tratar de hacer la expresión más ridícula posible, mientras que el otro jugador trata de no reír.

Relato de historias interactivo



Inventa historias con tu hijo. El padre comienza y saca una tarjeta con una emoción en ella. Comienza a inventar una historia. La escena inventada debe representar un escenario que pondría al personaje principal en el estado emocional indicado en la tarjeta. Al terminar, deja que el niño saque una tarjeta y agregue algo a la historia, inventando una escena que se conecte con la historia, pero integrando la emoción del niño sacó. Sigan hasta que hayan terminado la historia juntos. Puesto que no hay manera de determinar la emoción que se saca, esto puede crear una historia que se asemeja a una montaña rusa emocional, con las emociones de los personajes en constante cambio.

Bingo emocional

Dibuja cajas en una hoja de papel y corta imágenes de personas con distintas emociones de una revista. Pega estas imágenes al azar en el papel. Escribe una lista de las emociones correspondientes en pedazos de papel y colócalos en un frasco, a continuación, saca las emociones al azar y léelas. Si un jugador tiene una foto de una de las emociones, pon la hoja de papel sobre esa imagen. El primer jugador que complete una línea a lo largo, arriba y abajo o en diagonal, gana.



Cuando nos encontramos con dos niños que no consiguen entenderse, es nuestro momento de oro para enseñarles habilidades comunicativas y recursos para resolver sus diferencias de forma adecuada. Una vez que conseguimos calmar el ambiente y atraer la atención de los niños,  usaremos la caja de emociones que consiste en que cada uno introduzca en su caja, una imagen de lo que la otra persona le ha hecho sentir. Los que son más mayores pueden introducir frases escritas pero de 3-6 años las imágenes que os adjunto son ideales porque también las pueden pintar.

Recurso educativo: mi caja de emociones

Una vez que cada uno ha introducido en su caja de emociones la cara que mejor describe lo que la otra persona le ha hecho sentir, se intercambiarán las cajas y así podrán descubrir lo que ellos han causado con su comportamiento en  la otra persona. A través de esta actividad, tienen  la oportunidad de reconciliarse y  reflexionar sobre lo ocurrido para hacerse cargo del daño que han producido:
  • ¿Que puedo hacer la próxima vez que sienta que voy a explotar?
  • Quizás me tengo que disculpar...
  • Cada uno tiene que ceder  en algo, ¿en que debo ceder yo?
  • Quizás podemos cambiar de juego y así no discutimos tanto....

Un ejemplo para usar la caja de emociones

Dos niños de 4 años se enfadan porque los dos quieren darle al balón, uno de ellos decide que como es suyo se lo lleva y ya no quiere jugar más. El otro no está de acuerdo y sigue jugando hasta que el dueño del balón se enfada tanto que le da una patada.
En estos momentos, el adulto interviene consolando al niño lastimado y cuando consigue calmarlo, entendiendo que el niño que ha agredido no es un niño malo sino un niño que ha hecho una mala gestión de sus emociones, lo aparta del grupo y le habla con firmeza y contundencia: Miguel, la reacción que has tenido no ha estado bien, has lastimado a tu amigo. Antes de golpearle, solo tenías una cosa que hacer, controlar tu enfado pero al haber dejado suelta tu rabia,  tienes dos cosas pendientes: arreglar los destrozos de tu rabia y disculparte por ella.
Más tarde, cuando hayamos calmado el ambiente y los dos niños estén receptivos, sacamos el juego de la caja de emociones y les damos a elegir una cara que refleje como se han sentido con el comportamiento de su amigo. Cuando cada uno descubra su emoción, podremos hablar de como vivir nuestro próximo entrenamiento.

Enlaces con más juegos y actividades: